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sábado, 4 de mayo de 2013

"Relato sin título" de Blanca (2ª Sesión, 15.02.13)

Para la segunda sesión proponíamos escribir un relato de no más de dos páginas, de tema libre y en el que teníamos que incluir la siguiente cita:  Conserva tus sueños. Nunca sabes cuándo te van a hacer falta; y la palabra Cartapacio.


<<Cartapacio. El Club de Escritura por y para alumnos>>
Que por lo visto quedaba algún soñador entre las paredes de aquel viejo y destartalado edificio fue lo que debió pensar Alejandro Fernández, al ver uno de los carteles que empapelaban el instituto público en el que daba clase.
Llevaba unos cuantos días levantándose con el ánimo por los suelos y no era para menos; hacía meses, quizá todavía más tiempo, que la ciudad -se atrevería a decir que el país entero- también lo hacía. Siempre empezaba el día con la noticia de que había una nueva oleada de atracos, que la prima de riesgo subía, bajaba y traía de cabeza a un país entero. Nunca nada bueno.
Con estos pensamientos llegó al aula que le correspondí. Cruzó la puerta y fue hacía su mesa al lado del encerado. Ninguno de los alumnos se dio cuenta de que había llegado, pero no le importó; le gustaba observarlos cuando estaban inmersos en sus cosas, con su ajetreo y alegría natural...Parecía que a ellos no les afectaba la atmósfera reinante de mal humor y tristeza. Alejandro sabía que no era así, muchos de los alumnos encontraban el él un vía de escapa, alguien con quién desahogarse y le contaban cómo les afectaba todo lo que ocurría a su alrededor. Sin embargo, parecían tan alegres....Ay, juventud, divino tesoro...


Mariana Sánchez observó a su profesor de Historia.

Estaba convencida de que le pasaba algo. Hacía días que no amenizaba las clases con alguno de sus chistes y además sus ojos parecían lejanos, casi carentes de expresión. Cuando sonó el timbre que daba comienzo al recreo, en vez de imitar a sus compañeros y salir del aula, se acercó a la mesa de Alex. Sí, Alex, no les permitía dirigirse a él como "profesor" o "Alejandro".
- Hola - su voz no sonó muy segura. Tampoco ayudaba que él no dejase de recoger ni le mirara.- Quería decirte que te vamos a echar de menos.
El profesor levantó la cabeza y se encontró con una de sus mejores alumnas. Había estado tan distraído mientras guardaba sus cosas que ni siquiera la había escuchado llegar.
-Perdona Mariana, no te había oído. ¿Cómo sabes eso?
"Eso" era que dentro de unos días su contrato como sustituto finalizaría y se quedaría absolutamente sin nada. Miró por la ventana y vio un gran nubarrón que amenazaba con hacer caer una buena tormenta. Se sentó en su silla y volvió a mirar a la chica.
-No te lo tomes como un presagio -dijo Mariana acerca de la tormenta que ya empezaba a caer mientras se sentaba en la silla que había dejado al lado.
Él rió por la ocurrencia de ella; siempre estaba atenta hasta el más mínimo detalle. Pensó en todas las veces que su padre le había dicho que estudiara Ingeniería. Si lo hubiera hecho, ahora estaría colocado en una de las fábricas de su tío.
- ¿Sabes? - siguió la alumna- una vez leí que nunca todo falla y que tras las oscuras nubes siempre hay un rayo de sol.
El profesor volvió a mirarla.
-Quizá nunca todo falla si haces lo correcto, pero yo...
-Sí, tú no hiciste caso a tu padre, nos lo has contado mil ves, hiciste lo que te dio la gana, pero esto...Esto -la alumna abarcó todo el aula con el gesto de sus brazos- es tu vocación. Quizá ahora no obtengas la recompensa por luchar por tus sueños, pero estoy segura de que en un futura la encontrarás.
Alejandro se emocionó con lo que Mariana había dicho. Era muy bonito, pero demasiado irreal. Ella se aclaró la voz y citó a Carlos Ruiz Zafón de memoria:
-"No olvides tus sueños. Nunca sabes cuando los necesitarás". Es la frase que nos han mandado meter en un relato de Cartapacio.
Alejandro Fernández, Alex, el profesor, volvió a mirar por la ventana. Vio cómo un tímido rayo de sol intentaba abrirse paso entre las nubes y deseó que Mariana, su alumna, y Carlos Ruiz Zafón, un escritor al que no había leído nunca, tuvieran razón. Necesitaba que la tuvieran. Porque en ese preciso instante se dio cuenta de que soñar no es bonito ni feo, sino necesario.

                                                                                              Blanca Esther Jiménez. 3ºD ESO.
                                         http://unsititoparagritarensilencio.blogspot.com.es/

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